sábado, 28 de mayo de 2011

LA INDIGNACIÓN DE LOS NO INDIGNADOS

Hoy se ha producido lo que cabía esperar de los no indignados, la respuesta medida y por la fuerza de lo que ha colmado su paciencia e irritación: los indignados.

Quizá cabría reflexionar que como siempre hay dos clases de no indignados: los que utilizan el poder que les da la fuerza para combatirlos y los que pacientemente se miran el espectáculo y opinan desde sus casas.

Para los primeros, su tolerancia tiene un límite y las excusas para justificar una intervención policial siempre rondan el histrionismo: males mayores, la limpieza del lugar público, el orden, etc. Esa misma limpieza y orden que son incapaces de poner en sus asuntos propios pues en la mayor parte de los casos, la miseria y la podredumbre vagan a sus anchas.

Por otro lado, tenemos a los no indignados pacientes observadores desde sus casas, grandes dialogantes del que y porque de ese movimiento siempre plagados de frases estereotipadas y carentes del más mínimo rigor.

Y ya dentro del más puro absurdo, la visita de alguno de los prohombres científicos con espacio en televisión arengando a la masa de indignados y dándoles su “sabio” consejo mientras discretamente huía por el foro con el ánimo henchido por el bien hecho.

Pero es que detrás de este movimiento hay mucho más de las propuestas “inviables” según unos y otros. Estas personas que se han pasado día tras día viviendo en una plaza para expresar su indignación están con su acción defiendo nuestros derechos los derechos de todos los que estamos sin hacer nada: están debatiendo que hacer para denunciar la política de bancos y cajas, están defiendo el trabajo para todos, el derecho a tener una vivienda digna, un salario justo, una vida con esperanza no la miseria de ideas y de desilusiones que sus padres y los padres de sus padres y los padres de los padres de sus padres lucharon para conseguir ese bienestar que ahora se está liquidando por la codicia de unos pocos. No es a ellos solos a quines debemos prestar nuestro apoyo moral, esto va con nosotros, con cada uno, con cada uno de los 5 millones de parados, con cada de los funcionarios que ha visto disminuir su salario y reducir el servicio, el mismo servicio que esta prestando, con todos aquellos agricultores que han tenido que cerrar sus granjas porque gracias a la Comunidad Europea y a la especulación del grano no les salía a cuenta criar animales, con aquellos autónomos que han visto cerrar su negocio porque no se les concedía el crédito que necesitaban para continuar su negocio, etc.

Cada golpe asestado para desalojarlos debería ser un golpe en nuestras conciencias así es como defienden los privilegios de los que ahora nos van a terminar de quitar lo poco que tenemos.

Debemos volver a recuperar no la plaza , sino nuestra dignidad e ir a la plaza Cataluña, a la Puerta del Sol o allí donde estemos, deben saber que podrán apalear nuestros cuerpos pero jamás nuestra conciencia ni nuestro grito que si bien hasta ahora ha sido silencioso puede tornarse poderoso.

Para defender la vida de Miguel Ángel Blanco se salió a la calle para pedir su vida, y ahora no podemos salir para pedir nuestra vida, la que quieren y están liquidando.

Uno es poco, pero uno más uno más uno hacen muchos. Nuestra fuerza puede cambiar lo que queramos solo basta con desearlo, quererlo y pelear por ello. No hay otra salida los cambios se ganan en la calle no en casa.

viernes, 27 de mayo de 2011

"YO GANO, TÚ GANAS"

“Yo gano, tú pierdes” es el “modus operandi” vigente en la mayoría de las relaciones entre empresa y trabajadores, amén de que este lema se ha convertido en el referente de las relaciones sociales e interpersonales actuales.

El mecanismo es fácil y se explica por si solo, lo que realmente importa es como ha llegado a calar tan profundamente en la sociedad y cuales han sido los motivos. Como siempre la simplificación: apelar al principio de la libertad como justificante y garante de la individualidad, y suprimir por tanto, el concepto de responsabilidad derivado de las acciones propias. Esto es, todo vale. Así los principios y los valores inherentes en las personas han sido sustituidos por la conciencia de TENER y no el de SER.

La adquisición desmedida de objetos y bienes era necesario para ser alguien.

Las sociedades tribales de las cuales formamos parte, y que por suerte algunas coexisten en nuestro mundo mientras no terminen de expoliar sus recursos o sus conocimientos, sabían que el respeto por el lugar que habitaban, el bien común era los pilares en los que se asentaba el futuro de la comunidad. El compartir, el tomar lo que era necesario y no más, garantizaba el equilibrio existente con la Naturaleza.

Cuando “evoluciona” la sociedad (Revolución Industrial) ahí empieza a manifestarse la cara más salvaje de lo que luego llamaremos Capitalismo, es en esa época cuando el trabajo infantil, la carencia de garantías laborales (horario, salario, trabajo, etc.) mostrando la auténtica cara de lo que está emergiendo: la ambición desmedida.

Eso generará la aparición años más tarde de su antagonista: el comunismo.

Tras una lucha plagada de sangre y muerte, veremos como la sociedad avanza en sus logros: Voto para las mujeres, sindicatos, horarios, abolición del trabajo infantil,etc.

La sociedad experimenta un crecimiento y una mejora de las condiciones de sus habitantes nunca visto.

Serán las Guerras Mundiales, Primera y Segunda, las que devuelven a la realidad de la ambición y a las ansias de dominación a esta sociedad que intenta mejorar las condiciones de vida.

La experiencia cala hondo y se concreta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Los países y el mundo parece haber aprendido la lección, pero no es así, el capitalismo ha de reinventarse revestido de progreso para alimentarse. El marketing, las ventas a plazos, el consumo son algunos de los medios que utilizará para doblegar a sus intereses a todos aquellos que caigan en sus garras. ¿Cómo? Utilizando el lenguaje del progreso basado en TENER cuando en realidad lo que está haciendo es labrar las cadenas que ataran a su yugo a los habitantes del mundo occidental.

Su irrupción en la política se hará a través de la democracia participativa, solo se trata de influenciar a los representantes del pueblo concediéndoles el dinero que necesitan para sus campañas electorales para luego recoger los frutos vía prebendas.

Charles Ford dijo: “he de pagar lo suficientemente bien a mis trabajadores para que puedan comprar mis coches”.

Eso ya no tiene sentido, los plazos harán endeudarse y adormecer las conciencias de los hombres, ocupando sus mentes en como pagar sus deudas y como obtener lo último para seguir estando en ese status que demuestre que uno es.

Pero esto no se hace solo, crearemos las Escuelas de Negocios donde los nuevos cachorros aprenderán como queremos que dirijan a esas masas para que alimenten nuestros bolsillos insaciables.

Si la finalidad de toda empresa era ofrecer bienes y servicios a la comunidad y perdurar en el tiempo, llega un momento en aparecen los monstruos del sistema: los yuppies,. Ahora ya no importa nada, solo el beneficio rápido, el corto plazo. Esto dura como dura su fulgor, poco, pero se han sentado las bases de lo que se va a conocer como globalización, o dicho de otro modo, la socialización de la pobreza.

El saqueo desmesurado de los recursos por unos pocos. Empieza por el cierre de las empresas en sus países de origen lo que supone la eliminación de puestos de trabajo, y el consabido traspaso de l problema del paro al Estado para que lo resuelva, no es su problema y por supuesto, la producción en otros países no supone ni la mejora de las condiciones económicas, ni laborales de los ahí residentes gracias a las corruptelas con el poder establecido.

Nada ha mejorado salvo “Yo gano cada vez más, y tu pierdes, porque eso es lo que me interesa”.

¿Dónde está la excelencia por la que abogaban las empresas en los años 90? ¿Qué queda de la Responsabilidad Social de los 80 y la preocupación por demostrar la contribución que hacían a la Sociedad?: Nada.

Todo ha sido resuelto de manera simple, solo hay una regla: NO HAY REGLAS .

Sin embargo, esta ambición tan desmedida, tan desproporcionada tiene sus efectos y es ahora cuando sus excesos debemos pagarlos nosotros sin pedirles responsabilidades ni, por supuesto, la devolución del dinero que necesitan.

El precio es el recorte de los logros sociales en aras de la superación de la crisis en que nos han sumido.

Otra vez se repite: “YO GANO, TÜ PIERDES” y nadie hace nada convencido de que no puede hacer nada. Hasta las evasiones (televisión, información, etc.) todo está perfectamente planificado para seguir controlando a esta Sociedad.

La fuerza del cambio está en invertir este proceso, utilizar el “YO GANO, TÚ GANAS” como forma de relación, de supervivencia delante de un monstruo que no va a parar hasta que nos demos cuenta que unos pocos no pueden con todos nosotros.

Pensemos que no solo tenemos derechos sino que debemos tener la obligación de cambiar este Sistema perverso hasta la saciedad que nos ha condenado a una cárcel de lujo que ahora se convertirá en simplemente una cárcel en donde sobrevivir.

Digamos “NO” al “YO GANO, TÚ PIERDES” y actuemos en consecuencia.

No se trata como anuncia Movistar de seguir consumiendo porque vuelve lo de nuestros padres, las gafas, la vespa, etc. se trata de que me devuelven el pan recién hecho, las frutas y verduras con olor y sabor, el comprar lo que necesito no lo que me impone una moda consumista y absurda.

Soy una persona, no un objeto que cuando no les sirve me tiran como un Kleenex.

“YO GANO, TÚ GANAS”

miércoles, 25 de mayo de 2011

LA PLAZA CATALUÑA NO ES LA PLAZA TAHRIR

Ni la acampada en Barcelona, ni en Madrid en la Puerta del Sol ni ninguna otra toma de plaza en las ciudades europeas va a convertirse en el símbolo que fue la plaza Tahrir para las ansias de libertad de los pueblos árabes.
En primer lugar, los gobiernos o más bien dictaduras que gobernaban y aun gobiernan en algunas naciones árabes han expoliado sin piedad las arcas estatales en beneficio del gobernante y su camarilla de turno con la connivencia de las empresas occidentales, sumergiendo al país y a su pueblo en la más absoluta pobreza.
En segundo lugar, la ocupación de la/s plaza/s y las reivindicaciones justas posteriores, ha significado para el poder como siempre, una guerra abierta a sus intereses y eso supone siempre la represión mediante la fuerza de las armas y las consecuentes muertes de civiles.
La muerte supone un aviso de la intolerancia del gobernante de turno donde indica claramente cuales son sus intenciones: no dejar el poder sin sangre, no la suya, sino la del pueblo a quien se supone que representa y debe velar por su bienestar.
Para el ciudadano del país, su lucha es la lucha de quién no tiene nada que perder pues no tiene nada, Hay mucho que ganar y poco que perder, salvo la vida.
Las reivindicaciones de democracias plurales en lugar de dictaduras vitalicias es la petición de los hombres y mujeres de esos países en pos de una vida mejor para ellos y para sus hijos. Y ahí empiezan las diferencias con el movimiento del 15M en España.
La democracia está consolidada en España y por ende, en Europa. La corrupción, en nuestro país, siempre ha estado presente, si bien se circunscribía a los círculos de poder establecido, en estos últimos años tomo fuerza en todos los estamentos. Quizá lo que ha salido a la luz no ha sido lo suficientemente grave como para que el ciudadano de a pie haya acudido a las urnas para seguir votando y si cabe con más fuerza aquellos que en lugar de representarlos se han enriquecido a su costa: esta es la lección que se aprende después de ver el resultado de las votaciones.
Aún cuando en España, el número de parados reales este por encima de los 5 millones (cada desempleado inscrito en un curso de formación causa baja en la lista de desempleo mientras dura el mismo) y en un porcentaje importante el subsidio ha sido agotado su nivel de subsistencia es cubierto por la ayuda de los familiares y el trabajo a precario.
Este colectivo, importante en número y en fuerza no se mueve, esta adormecido, esperando no se sabe bien el qué, sin nadie que le represente.
La clase política que merecería un patada en el culo por parte nuestra al no haber sabido ninguno de los dos “líderes” sentarse a abordar el problema de la crisis española y consensuar los planes de recuperación, por el contrario se han dedicado como en un patio de colegio al juego de no me junto contigo, te pongo el dedo en el ojo, espectáculo vergonzoso que merecería por nuestra parte un voto de castigo en las urnas y que se marcharan a su casa por su manifiesta ineptitud e ineficacia.
Toda revolución que quiera un cambio, jamás ha sido pacífica y necesita de un líder reconocido por todos como quien sea capaz de recoger, aglutinar, canalizar y expresar lo que el pueblo quiere y necesita, alguien que represente esos valores que se han perdido.
Gandhi, hubo uno, pero ni tan siquiera su revolución pacífica estuvo plagada de represión y muerte. Solo el movimiento de todo un pueblo fue capaz de cambiar el curso de la dominación inglesa.
En Europa, el mayo del 68 fue todo un símbolo para una generación aún cuando fuera absorbida posteriormente y devorada, sus lemas, entre otros, “Pidamos lo imposible” generó graves enfrentamientos con el poder establecido que movieron y conmovieron al mundo, deberíamos mirar hacia atrás para aprender como se generó ese movimiento..
Nuestro modelo se parece más a la revolución estudiantil de Grecia, en donde el Gobierno griego no disimulaba y así lo expresaba el que todo era un problema de tiempo, el cansancio haría mella en ellos y las protestas se acabarían tras unos días o semanas, era cuestión de tiempo, sus reivindicaciones no tenían ninguna posibilidad de llegar a buen puerto.
Todo parto necesita de un proceso de gestación y a mi parecer, estamos en ese proceso de gestación. ¿Asistiremos al parto? O simplemente, habrá sido una falsa alarma de embarazo.De todos modos, la semilla está puesta.
Pero mientras tanto, el poder establecido piensa: “Como no nos preocupáis, seguimos con lo nuestro”.

martes, 24 de mayo de 2011

LOS NUEVOS CARROÑEROS

La capacidad del sistema para generar sistemas de obtención de beneficios moralmente y éticamente execrables es inmensa. Veamos un ejemplo, al que yo llamo, los nuevos carroñeros. ¿De qué manera puede obtener mayores beneficios o mayor negocio con el menor coste posible? se pregunta el empresario. Hasta ahora la solución era fácil reducir el coste de personal mediante la reducción de la plantilla. Obvio es lo que más cuesta atender y todo son problemas (?) a diferencia de una máquina. Pues no, podemos generar más beneficio si nos aprovechamos de algo que se llama confianza. ¡Qué estúpidos hemos sido al no darnos cuenta de que teníamos la solución delante de las narices y no la veíamos!

Exclamó jubiloso el hombre que había dado con la panacea, no más fuerza de trabajo, no más contratos indefinidos (la diferencia fundamental con los otros es que aún no se ha definido el día del despido), no más seguros sociales, no más centros de trabajo atiborrados de personal.

El sistema es el siguiente: para trabajar con nuestra empresa has de tener amigos, estar bien relacionado, cuanto más mejor pues gracias a la confianza que has generado en los demás (familia, vecinos, amigos, etc) ahora vas a venderles nuestros productos a cambio de una comisión. Fácil. A mayor gente que confie en ti mayor negocio podrás traernos, tu cobrarás una comisión, proporcional, faltaría más y nosotros ganaremos los beneficios sin haber movido un dedo. Totalmente justo y limpio. Tenemos el dinero que es lo que nos interesa y no nos importa de quién es pues vamos a hacer con el lo que nos plazca.

Otra prueba más del ya consabido lema: “yo gano, tú pierdes” que ha presidido y sigue presidiendo las relaciones no solo laborales que este sistema ha inculcado entre otras en las mentes de los que habitamos el mundo desarrollado (?).

La idea es brillante, genial en su concepción, totalmente aséptica en su contenido y desarrollo, indolora solo que adolece de una perversión propia de un sistema moribundo: no genera riqueza para nadie, sólo el beneficio puro y duro para la empresa.

Cuando hablo de no generar riqueza me refiero a que los valores en los que cualquier sociedad en sus cabales se sustenta y la Declaración de Derechos Humanos es su lema, esto es,

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica [...]

Y ello solo es posible si existe un trabajo que garantice lo anterior.

No hay que buscar mucho para saber que es lo que ha ocurrido en este mundo, la globalización (socialización de la pobreza) ha supuesto la extinción consentida y soportada de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, basándose en que la libertad de acción de unos en busca únicamente de unos beneficios empresariales monstruosos, pasaba por pisotear esa Declaración que surgió recordemos después de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué ha de suceder para volver a recuperar lo que tantas vidas costó? ¿Qué ha de pasar para volver a darnos cuenta de que la ambición desmedida de unos pocos está acabando con todos los logros sociales? ¿Qué más es necesario para que esta locura desmedida se pare?

ES NUESTRO TIEMPO

La situación actual en la que nos encontramos es crítica, no es tan solo el cambio climático el que nos acecha y nos pide soluciones urgentes sino el cambio del modelo que nos han dado como necesario para poder “vivir” desde la Segunda Guerra Mundial.

Estamos delante de un sistema económico totalmente perverso e incontrolado, el alcance global de su perversión está afectando a todos los países y casi nadie sabe con certeza cuál es el “agujero” que se ha de tapar. A pesar de ello, se dan soluciones (?) por parte de los Gobiernos que la realidad se encarga de demostrar que o son inútiles o que no van a llegar a tiempo. ¿Por qué? La velocidad con que se mueven los gobiernos es propia de las organizaciones humanas: lentas, basadas en partes de información y salpicadas de intereses individuales cuando no grupales mientras el mercado financiero solo tiene una regla: ganar siempre. No hay conciencia, ni patria, ni nada solo el poder que da el dinero y ahi a través de su instrumento más eficaz: los mercados de valores que se mueven como una veleta con el viento sin sujeción alguna. Tenemos tan ocupados a nuestros gobernantes con sus expectativas ciegas de ser el líder que resolvió la Gran Depresión del siglo XXI que no se dan cuenta de que no van a resolver así nada. Se dice que tenemos que sacar conclusiones de la depresión del año 1929 que si es igual, que si tiene otras características distintas pero todos siguen mirando al dedo (“Cuando el dedo señala la Luna, el tonto mira el dedo”). ¿Qué hundió la economía mundial en aquella fecha? El desplome de la Bolsa y ¿Ahora? Porque no pueden hacer lo mismo quienes diariamente hacen subir y bajar los índices si no nos plegamos a sus intereses.¿Donde están los miles de millones de dólares y de euros que han acumulado durante estos años? Invertidos nos dirán, ¿Todos? Las bolsas siguen operando diariamente, entonces ¿Quién tiene el dinero? ¿Quién decide que un valor bancario como Citigroup valga de un dia para otro un 58% más? No es el mercado, este como tal existe en tanto en cuanto hay personas que toman decisiones y manejan cantidades ingentes de dinero. Siempre hay rostros, nombres y personas detrás de todas y cada una de las decisiones. La pregunta es ¿Cuántos rostros hay detrás de tanta perversión? No son tantos y esos pocos nos han dominado durante largo tiempo.Ahora es el momento, nuestro momento, ahora o nunca.

AHORA O NUNCA

Los mercados financieros (Bolsa, Derivados, Materias Primas, etc) han demostrado ser el mecanismo más perfecto de destrucción masiva del sistema más perverso y corrupto que hemos dejado crear.

Somos el único animal sobre la Tierra que habiéndonos dado un lugar donde habitar y recursos suficientes para todos, la codicia de unos pocos ha conseguido sumirnos al borde de la extinción si no lo remediamos.

Nuestro silencio ha sido ganado con la intromisión en nuestras mentes de que la verdadera libertad estaba en tener y no en ser, en competir y no en compartir. Y ahora cuando casi lo perdemos todo es cuando nos damos cuenta de que no se puede perder lo que no se ha tenido.

La corrupción del sistema es tal que el chantaje a que se ven sometidos nuestros gobernantes bajo la amenaza de que si cierra un banco se desencadena el pánico global, les obliga ha ceder, a dar nuestro dinero, el dinero público para perpetuar el sistema.

¿Qué hacer? La receta es sencilla. En 1929 la Gran Depresión fue la caída fulminante de la Bolsa de Nueva York, y quién nos dice ahora que los mismos que están ganado diariamente y tienen el dinero si no nos plegamos a sus intereses no van a hacer lo mismo pues no quieren que les sometamos a reglas. Su única regla es que no hay reglas. El mundo les pertenece (?) y pueden hacer lo que quieran pues su codicia les ha llevado a nuestra ruina.

Su ambición no les hace ver que ellos están también en este mundo y que se hunden con nosotros aunque sea en una cárcel de lujo.

Hay que desconectar el mecanismo que todo lo mueve, desconectar las bolsas para dar tiempo a nuestros gobernantes para pensar, dar soluciones acordes al problema que no conocen y ver las caras de quienes han estado moviendo los hilos en la sombra.

Es cuestión de tiempo, o ellos o nosotros, simplemente su arma de destrucción masiva les garantiza la impunidad pero a veces las decisiones son duras solo falta saber quien va asestar el primer golpe y ellos lo harán sin ninguna duda, no tienen nada que perder.

O esto, o esperar a que las cosas se arreglen por si solas como hasta ahora arrojando a países a su desesperación por no decir continentes enteros que están poblados por personas como nosotros. Todo esta interconectado y la responsabilidad que ellos no tienen y que nos han hecho creer que no tenemos nos permite decir ahora no.

¿Qué está sucediendo? Es fácil de entender: tenemos un moribundo (la economía, el mercado, las empresas digamosle como queramos) al que se le niega la transfusión de sangre (crédito) argumentando que estando como esta no se pueden asumir riesgos.

Es el pez que se muerde la cola pero reflexionemos un poco más. Las Entidades financieras españolas han de devolver de aquí al 2013 la friolera de 800.000 millones al mercado interbancario por los préstamos de dinero obtenidos para financiar los préstamos de estos años “locos” (de crecimiento incontrolado), a su vez las euros a los constructoras españolas deben a los bancos la cantidad de 320.000 millones de euros. La conclusión parece obvia y las explicaciones también, en un mercado paralizado donde solo se conjuga un verbo: yo no pago, tu no pagas, él no paga, nosotros no pagamos, vosotros no pagais y ellos no pagan., el final parece obvio pues como van a dar crédito las Entidades Financieras si por criterios de riesgo se exponen a que no se les devuelva incrementando así su morosidad (la lógica bancaria es insólita). Curiosamente esa misma lógica no se la aplican a ellos cuando recurren al Estado para que les ayude a sostener sus balances y les preste dinero cuando por criterios de riesgo no se les debería conceder ninguno por su mala gestión.Ahora anunciaran sus resultados a bombo y platillo para demostrar lo buenos que son y lo saneados que están (BBVA ha obtenido solo unos beneficios de 5.000 millones de euros) para que sigamos confiando en ellos mientras la economía se hunde por falta de crédito.Su dinero está a buen recaudo pues todo el que obtiene del Estado va a cederse al mercado interbancario para obtener unos intereses que les permita pagar esa deuda tan descomunal.Esto se asemeja a un capitán de barco que situado en el timón sigue gobernando un barco que va a la deriva pues el casco tiene un agujero que le está hundiendo mientras el sigue pidiendo más leña al fuego para llegar a su destino.

Realmente alguien cree que estos señores encorbatados y bien puestos van a prestar su ayuda para salir de la crisis.¿Quién puede hacerles comprender que la única salida es tomar riesgo cuando su actitud y sus intereses son todo lo contrario?

sábado, 31 de enero de 2009

DESPERTAR

El tiempo está cambiando y todos empezamos a notar la presión psicológica de la influencia que este ejerce sobre nosotros. Ayer pude observar algo insólito por la cantidad y frecuencia en la que las parejas se discutían a grito pelado: calle, coche, etc. Los nervios están a flor de piel y la situación en general es cada vez más acuciante, ya no se trata de “otra vuelta de tuerca” parodiando el título del libro de Henry James es que no se para de ejercer presión sobre todos, a diario, sin tregua. Es la propia estabilidad mental la que está en juego y el dinero no podrá en ningún momento apaciguar el estallido de la conciencia.

La oscuridad que hasta ahora hacia gala de su poder está en franco retroceso. Su reinado toca a su fin, sus últimos estertores son fuertes pues ha sido fuerte su reinado y poder alimentado por la codicia, el orgullo, la oscuridad y la individualidad que se ha apoderado de la mente de los individuos. El parto será largo y difícil pues el recién nacido que vendrá surge de la luz, del amor incondicional, de la entrega hacia los otros y esto no se percibe así; el planeta, la humanidad como tal ha pervertido el legado de su permanencia en esta Tierra. Se le confió para dar cobijo y alimento a todos y unos pocos han controlado, dirigido y casi aniquilado el único bien preciado que teníamos y tenemos.

La pobreza no existe solo en nuestra mente, está en nuestros corazones. Somos insensibles al otro porque nos hemos creído que no podemos hacer nada por el prójimo. No queremos saber nada de su sufrimiento, de su dolor, de su vida, nos abruma y molesta su presencia. Se le ve como un alguien que no existe. Nuestra visión se ha oscurecido, no se aguanta ni se soporta nada, todos los valores han sido profanados o destruidos o transformados por el “vale todo”: todo se compra, todo se vende.

Todo el mundo tiene derechos pero no obligaciones.

Demasiada prisa por llegar a ninguna parte. Vivir se ha convertido en una huida hacia adelante basada en el desasosiego galopante. Se ha de ocupar el tiempo en algo para no parar, es como una carrera de obstáculos sin fin, un sprint interminable que solo provoca más y más desasosiego pues no hay final. El objetivo es huir de uno mismo y de todo aquello que nos rodea y que suponga dolor y/o frustración. Es el miedo el que nos guía pues no nos hemos parado a pensar en ningún momento que queremos hacer y si es esta la vida que queremos ya no tan solo para nosotros mismos sino para nuestros hijos. Escapamos para no enfrentarnos al mundo que hemos creado y que creemos que nos satisface, pero ¿Es esto cierto?

No somos capaces de imaginar nada, hemos perdido la mayor fuente de riqueza.








Nuestra capacidad de asombro solo obedece a las catástrofes ajenas y hasta en eso estamos insensibilizados.¿Dónde están nuestros sueños, nuestros anhelos, nuestras esperanzas? Están muertas como nosotros mismos. Simplemente nos dejamos llevar por el devenir de un río que no nos lleva al mar sino a una gran catarata donde nos precipitaremos contra las rocas. No fluimos como el río, no somos el río sino algo ajeno a él que nos lleva quién sabe hacia adónde.

No somos dueños de nuestra vida simplemente creemos vivir, esperando que algo suceda que nos cambie esa vida que aborrecemos mediante un dinero que nos ha de traer la felicidad y eso no existe.

¿En qué momento empezamos a vivir nuestra propia vida? ¿Debemos esperar a morir para darnos cuenta del enorme engaño que ha supuesto nuestra vida? ¿Tenemos que esperar a perder todo lo que tenemos para darnos cuenta de que no tenemos nada más allá de nosotros mismos? Pensamos en futuro o en pasado, jamás en presente. Estamos rebobinando nuestra película, mirando hacia fuera, comentando lo que les sucede a los demás y a nosotros no nos ocurre nunca nada. Son sólo las “desgracias” las que nos hacen abrir los ojos momentáneamente. Las palabras fluyen, los pensamientos fluyen, es un torrente sin fin, una correa que no cesa jamás. Nuestros resortes son los estímulos de todo tipo: visuales, sonoros, olfativos, etc. estamos ocupados constantemente, tremendamente ocupados sin tiempo para nosotros mismos ni para los otros.

¿Hasta cuándo? Se nos acaba el tiempo, no hay más prórrogas. Es tan minúsculo nuestro mundo en comparación al lugar que ocupamos que no nos damos cuenta de que es nuestra mente y forma de pensar y ver la que nos limita. Seres infinitos en cuerpos finitos prisioneros de la forma y del espacio, incapaces de elevar nuestra conciencia porque somos prisioneros de nuestra propia cárcel.